Manteniendo el arte mexicano
Entrevista con Roberto Benítez
Por Luis Lozano

¿Quién es Roberto Benítez en el arte?
Soy un artista plástico mexicano que proviene de una familia con una sólida tradición artística. Mi abuelo, Enrique Benítez Nieto, fue un destacado pintor de paisajes mexicanos, y mi padre, JL Polo Benítez, siguió ese camino. Desde niño mostré interés por el dibujo, copiando caricaturas en las paredes de mi casa. Gané tres veces el concurso nacional “El Niño y la Mar”, lo que impulsó mi formación en la ENAG y en la Escuela Esmeralda. A lo largo de mi carrera, he tenido la oportunidad de exponer junto a mi padre en reconocidas galerías de la Ciudad de México. Aunque inicié pintando paisajes, el bodegón mexicano me permitió posicionarme. Inspirado por Turner y Monet, he desarrollado un estilo propio con identidad nacional.
¿Cómo forjo su experiencia artística?
Comencé rodeado de artistas, gracias a mi manager Lola Romano, quien creyó en mi talento desde el inicio. Ella me acercó a figuras como Nishizawa, a quienes admiraba profundamente. Fue en ese ambiente, entre talleres y galerías, donde confirmé que quería dedicarme a la pintura. Cuando se lo expresé a mi padre, me dio un consejo clave: que el arte toma tiempo, pero también que considerara estudiar algo que lo complementara. Así llegué al diseño y la producción publicitaria, que me sostuvo mientras maduraba mi camino artístico. Hoy entiendo que sus palabras no eran profecía, sino experiencia, y ese legado me formó.
¿Se llevo una gran experiencia de su padre o de su abuelo?
De mi padre y de mi abuelo aprendí muchísimo. Recuerdo que, al preguntarle a mi papá por qué el estilo de mi abuelo era tan distinto, me respondió algo que nunca olvidé: “Mantente siempre como un artista mexicano. Las modas pasan, pero lo mexicano perdura. Nuestro color es esencia, es folclor.” Esa idea me marcó profundamente. Él me impulsó a no perder esa raíz en mi trabajo, a valorar el paisaje, el bodegón, lo que nos rodea. Aunque en algún momento experimenté con el arte pop, entendí que lo mío iba más allá. Las muñecas Ternura nacen de esa conexión con lo mexicano. Una de las primeras se la regalé a mi madre, y hoy ya han llegado a muchas partes. En el paisaje está ese tributo constante a mi familia. Mi abuelo pintaba marinas, mi padre bugambilias con colores muy vivos. Yo combino esa herencia con técnicas impresionistas que admiro, como Monet o Turner. Mi estilo aún está en desarrollo, sigo explorando. Pero cada vez que pinto un Xochimilco o un rincón de Veracruz, lo hago con ellos presentes. Es mi forma de honrar su legado y continuar ese camino artístico que ellos comenzaron.
¿Qué fin tuvo su presentación en el Centro Recreativo Xalapeño?
Mi primera llegada a Xalapa fue con una exposición en el IMAC, donde presenté obras grandes acompañadas de algunos alumnos de mi escuela. Las piezas Ternura, al ser más pequeñas, no encajaban en ese espacio, así que decidí esperar para exponerlas en el Centro Recreativo Xalapeño. Allí, monté una muestra dedicada a Veracruz, con obras de Córdoba, el Pico de Orizaba, el Tajín, los Voladores de Papantla y Xalapa, todas en el estilo de las muñecas Ternura. La exposición también incluye secciones dedicadas a Yucatán, Oaxaca, Puebla y Cholula, y terminará en Querétaro, luego de su paso por la Casa del Faldón en junio.
¿Qué toque les dio a las pinturas para mostrar la cultura de cada lugar?
Lo hermoso de pintar las muñecas Ternura surgió al pensar en cómo representarlas. Mi madre me sugería vestirlas con trajes típicos veracruzanos, con moños, tocados, y todo lo que caracteriza la tradición. Además, cada muñeca debía reflejar el lugar que representaba. Un ejemplo de ello es una muñeca que lleva el Mar de Veracruz y el Puerto de San Juan de Ulúa como fondo, con elementos como café en un costalito y marimba. Esta pieza, titulada Entre Aromas de Brisa y Café, ha sido presentada en Trento, Italia, llevando la esencia de Veracruz a otros rincones, como Monterrey, donde coleccionistas originarios del estado han adquirido obras que originalmente se pensaron para Veracruz.
Bueno, sobre el taller que esta apunto de impartir ¿Qué objetivo tiene?
El taller que impartiré el 16 de mayo, de 10 a 12 de la mañana, tiene como objetivo dejar una semilla en los estudiantes, compartiendo técnicas y consejos para crear una pintura extraordinaria. Se les enseñará desde el trazo inicial hasta la selección de colores y las técnicas adecuadas, como acuarela, óleo o técnicas mixtas. La idea es que los participantes salgan del taller con una obra propia, y lo quiero como una clausura significativa de la exposición. Afortunadamente, ya hemos recibido inscripciones y esperamos que más estudiantes se unan a este proyecto tan especial.
¿Tiene algún proyecto final para dejar una marca a cada estudiante dentro del taller?
Al final del taller, les entregaremos un reconocimiento por el tiempo y esfuerzo invertido, lo que también fortalecerá su conexión conmigo. Además, tendrán la oportunidad de continuar aprendiendo a través de clases online, lo cual es una opción muy accesible para aquellos que están en diferentes partes del mundo, como en Nueva York, Kansas o Los Ángeles. La mayoría de los estudiantes ya domina la técnica, por lo que el aprendizaje se vuelve más fluido. Este taller marca la primera etapa de su proceso de aprendizaje, y aunque todo es sencillo, siempre es importante mantener esa conexión constante.

¿Tiene la confianza de que tendrá buenos resultados este taller?
Si, en mi escuela, el Roberto Benítez Colegio de Arte, tengo estudiantes desde preescolar. Trabajo con un colegio en San Martín Texmaluca, el Colegio Renacimiento, donde imparto talleres de arte. Aquí, aprendo mucho de los niños, ya que me enseñan cómo adaptar las técnicas a su edad, ya que no tienen la capacidad de un adulto. Es interesante porque, al crear esta técnica, la base está pensada para los más pequeños, lo que facilita que también se pueda aplicar con adultos. Con los años, he logrado desarrollar una comunicación efectiva con mis estudiantes, incluso con los más jóvenes. He notado que algunos, ahora adolescentes, han superado muchos miedos, y tienen más seguridad al tomar decisiones, como elegir un color o cambiar su estilo. A veces me dicen que se han sentido inspirados por lo que les enseñé sobre cómo los colores pueden influir en su ánimo.
¿Cuál es la edad recomendable para poder entrar a su curso?
Al principio, noté que muchos artistas no sabían explicar por qué usaban ciertas técnicas, lo que me motivó a investigar más sobre arte y matemáticas. Aprendí que los grandes artistas no solo tienen talento, sino también conocimiento profundo. Aunque las universidades enseñan, veo que aún falta base en algunos estudiantes. Enseño a mis alumnos a practicar constantemente y a canalizar su creatividad, desde el proceso técnico hasta cómo observar y plasmar lo mejor de cada objeto que pintan, buscando siempre los mejores ángulos y detalles.
¿Cuál es el proceso para analizar una imagen y plasmarlo en pintura?
Mira me paso algo curioso, fui invitado a participar en la Feria Aeronáutica Mexicana (FAMEX), pero decidí no pintar planetas, ya que me sentí más inspirado por un recuerdo de mi infancia, cuando jugaba con cajas de cartón para hacer naves y aviones. Este recuerdo me llevó a crear una obra que representa el tiempo, con un ser humano que lleva un reloj de arena, transmitiendo el mensaje de aprovechar al máximo nuestro tiempo. Aunque me ofrecieron venderla, decidí quedármela, pues tiene un valor personal profundo. Las ideas surgen de momentos espontáneos, como un "chispazo", y aunque algunas obras no llegan a lo esperado, cuando algo se siente con fuerza, la creación fluye. Recientemente, trabajé con la soprano Elisabel Espíndola en un concierto, y me sorprendió cómo una voz puede transmitir tantas emociones, algo similar a lo que busco en mi arte: que el espectador sienta profundamente lo que transmite la obra.
Aparte del taller que llevara al cabo, ¿Tiene algún otro proyecto próximamente?
Actualmente seguimos con exposiciones junto a los alumnos; tras participar en la FAMEX, nos preparamos para una muestra en el INAOE el 30 de mayo con obras originales de artistas de Azul Cobalto y de mi escuela. También llevaremos obras a Querétaro, a la Casa del Faldón, donde se sumarán expresiones como jazz, marimba y baile folclórico de Veracruz. Estas actividades me enriquecen más que exponer solo en museos, porque convivo con los jóvenes artistas, con músicos como el ensamble Jalarpa, y con talleres que comparten su arte. Me retroalimenta verlos crecer y participar, y por eso buscamos repetir esta dinámica en el proyecto Ternuras Queretanas, donde también estará presente Veracruz.
¿Qué fue lo que le inspiro en crear su escuela?
Todo comenzó cuando noté que un alumno podía mejorar su letra si desarrollaba mejor su pulso al dibujar; lo animé con ejercicios, y poco a poco fue progresando hasta lograr dibujar figuras completas. Años después, otros padres me pidieron que enseñara a sus hijos, y aunque al principio dudé, con el tiempo desarrollé métodos que combinan lo artístico con técnicas pedagógicas. Así nació la escuela, y con apoyo de maestras de pedagogía, adaptamos ejercicios de motricidad fina y materiales adecuados a las necesidades de los niños. Hoy, muchos de esos alumnos han estudiado en universidades nacionales e internacionales, y seguimos trabajando para que más niñas y niños, desde preescolar, encuentren en el arte una forma de expresarse, crecer y cumplir sus sueños.
¿Qué concepto le da al arte que usted representa?
Cuando comencé a pintar, nunca imaginé hasta dónde podía llegar esta pasión. Hoy, mi mayor satisfacción es ver que la enseñanza permanece en los chicos, que uno puede dejar un legado real. Me emociona saber que no sólo fueron dos o tres alumnos, sino muchos más los que han pasado por mis talleres. Sueño con llegar a lugares como Xalapa o Querétaro y encontrarme con niños cantando, bailando, tocando instrumentos, pintando y haciendo arte en todas sus formas.
No busco que se destaquen solo en la pintura; también promovemos la música, el canto, el baile. Porque el arte transforma y abre caminos. Actualmente, tengo el honor de colaborar con la Fundación Infantil Ronald McDonald, donde realizaré una subasta de obras el 19 de junio en el Club de Voz La Vista, para apoyar a niñas y niños que enfrentan situaciones difíciles como quemaduras o accidentes. Eso me llena profundamente.
En todo este camino he aprendido que los niños son nuestro espejo. Cada vez que les enseño algo, también me enseñó a mí mismo. Compartir con amor, sin quedarme con nada, es lo que realmente transforma. Si queremos ver un México diferente, más humano, debemos comenzar ahora, en la infancia. Por eso decidí estar ahí, donde están los niños, y dar lo que puedo desde el corazón.