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Beatriz Hernández: La voz al servicio del arte y la comunidad

Por: Ana Morales

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El canto es una manera de sobreponerse a la adversidad. La maestra Beatriz Hernández Romero considera que este es uno de los efectos más significativos de esta vocación en su vida y que ella de manera generosa comparte en decenas de proyectos artísticos, muchos de los cuales ejecuta sin fines de lucro.

 

Cantante, docente, directora coral y “servidora artística”, porque de acuerdo con sus palabras “el que no sirve para servir, no sirve para vivir”; la soprano Beatriz Hernández es una entusiasta promotora vocal, que brinda su tiempo para promover el canto en distintos espacios como la Catedral Metropolitana de Xalapa o el Museo de la Música Veracruzana “Casa Doña Falla”.

Para comenzar, ¿nos podrías contar un poco sobre tu formación musical y qué te llevó a especializarte en dirección coral?

 

Bueno, yo estudié la licenciatura en canto con formación en artes escénicas en el Instituto Superior de Música. A la par, empecé a estudiar educación musical en la Facultad de Música y a partir del 2014 dirigí el coro de la arquediócesis, fue ahí que vi una necesidad de formación para poder compartir con la gente. Entonces, en 2020, decidí hacer la maestría en música con la terminal en dirección coral.

 

¿Cuál es el perfil de las personas que integran el coro de la arquidiócesis?

 

Es un coro para gente amateur, pues son personas que tienen mucha fe y voluntad al igual que muchas ganas de cantar y eso es lo agradable. Son muy constantes y están dispuestos a hacer música litúrgica. 

 

¿Qué aprendizajes significativos has obtenido a lo largo de tu experiencia dirigiendo un coro eclesiástico?

 

Como cantante, a mí me ayuda en el ambiente espiritual, como educadora musical me conduce a ser más empática y a buscar herramientas pedagógicas y amables para los adultos, y como directora coral, pues me ha enseñado a entender muchos estados de la persona y a ver la música desde muchos lugares para entender cómo ellos podrían aprenderla. 

 

¿Consideras que tu experiencia al frente del coro te inspiró en la creación de tu propio taller musical en el Museo de la Música Veracruzana?

 

Yo creo que me ha dado esa tranquilidad de poder guiar a un grupo de personas con edades muy variadas. Todos los años que he estado al frente de un coro de gente mayor ha garantizado, entre comillas, el éxito del taller que tenemos en el museo. 

 

¿De qué manera consideras que el taller contribuye al desarrollo cultural de la comunidad xalapeña?

 

No sabría cómo describirlo personalmente, pero yo lo que veo es que se crea una comunidad que ayuda a entender la dinámica entre artista y público, quienes disfrutan y saben que hay una cartelera constante en todos los espacios artísticos de Xalapa. 

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¿Cómo surgió el Dúo Flor y de qué manera ha evolucionado su propuesta musical a lo largo de los años?

 

Ese dúo lo formamos con el Dr. Randall Kohl hace unos nueve años, yo estaba estudiando la licenciatura en educación y ahí comenzó el trabajo. Todo fue a raíz de grabar unas piezas que él compuso para sus nietos y empezamos a hacer más música. Grabamos un disco que salió el año pasado y tenemos varios conciertos a lo largo del próximo semestre. Es una experiencia distinta con él, siempre nos aporta y nos gusta trabajar juntos. 

 

Ustedes definen al Dúo Flor como un proyecto de “música clásica flexible”. ¿Podrías explicarnos a qué se refieren con ese término?

 

Definirla como “clásica flexible” permite la inclusión de distintos géneros. Por ejemplo, tenemos una canción juntos que no tiene un estilo tan marcado. Cuenta con elementos vocales un poco clásicos, al igual en la guitarra, arpegios, cosas delicadas y elegantes, pero es una canción libre que la puede cantar quien guste.

 

También formas parte de la agrupación Tlen Huicani, ¿podrías contarnos cómo ingresaste al ensamble?

 

El grupo Tlen Huicani es uno de los grupos artísticos de la Dirección General de Educación Cultural de la Universidad Veracruzana. Yo entré en el 2023 gracias a una obra que se llama Vírgenes del Sol, que es del folclore de Perú. Me convocaron para cantar esa pieza, que tiene unos sobreagudos muy interesantes. Fue un favor que me pidió un artista, y yo siempre digo que sí a todo lo que implique cantar independientemente de las cuestiones de dinero. Si mi voz funciona, yo lo hago.

 

Has mencionado que la música está relacionada con una vocación personal, ¿cómo influye esta visión de ser un "servidor" en tu enfoque artístico?

 

Ante todo yo creo que el artista es un servidor, como dice la tan sonada frase "el que no sirve para servir, no sirve para vivir". Entonces, yo estoy al servicio de la música y mientras mi voz responda, yo soy un medio nada más. 

 

¿Hay otros trabajos o colaboraciones musicales que consideres relevantes en tu carrera profesional?

 

Estuve en la Camerata de la Facultad de Música, que fue una experiencia que me animó a hacer el posgrado. Tengo otro ensamble que se llama el Consejo Técnico, con maestros de la Facultad quienes hemos grabado algunas obras. Todo eso a mí me dio experiencia y fue un buen antecedente para el trabajo que hago actualmente en Tlen Huicani

 

¿De qué manera consideras que las actividades que has desarrollado a lo largo de tu trayectoria musical han influido en tu crecimiento personal?

 

Ser educadora musical me da dirección, ser cantante me ayuda a aclarar qué cosas o qué aspectos van bien, y como directora coral me hace poner los pies en la tierra y me ayuda a ver que hay todo un camino por recorrer. Hay una frase muy bonita que mi papá me decía cuando era niña, que cuando tuviera miedo cantara. Para mí cantar cuando uno tiene miedo es imponerse ante la adversidad.

 

La reconocida soprano finalizó invitando a los lectores a sus próximos recitales y a estar pendientes de la cartelera de difusión cultural xalapeña. Así como también a seguirla en sus redes sociales, Facebook e Instagram, en las cuales se encuentra como Beatriz Hernández. 

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