El arte de hablar en público dentro de redes sociales
Por: Rafael Pérez

Hablar del Doctor Enrique Alberto Mendoza Filidor es nombrar a una de las figuras más influyentes en el arte de la palabra en el mundo hispano. Presidente de la Escuela Superior de Oratoria y creador del método Filidor, ha dedicado más de tres décadas a formar voces que no solo sepan hablar, sino que sepan trascender. Su enfoque combina la técnica clásica con principios de pensamiento positivo, neurociencia y conciencia social.
En esta entrevista, el doctor Mendoza reflexiona sobre el papel actual de la oratoria en un mundo regido por la inmediatez, la importancia de la autenticidad y el pensamiento crítico, así como los retos éticos y personales que implica tener una voz influyente. Con una claridad profunda y sin rodeos, comparte cómo la palabra puede ser un camino de autoconocimiento, de acción social y de construcción de futuro.
¿Por qué la oratoria sigue siendo esencial en la formación de los jóvenes comunicadores?
Porque no basta con tener algo que decir, hay que saber cómo decirlo. La oratoria enseña a estructurar ideas, a hablar con intención y, sobre todo, a comunicar con responsabilidad y conciencia. En un mundo donde cualquiera puede hablar, la diferencia la marca quien sabe cómo hacerlo con propósito y dirección.
Usted afirma que la oratoria no es solo una técnica, sino una forma de vida. ¿Cómo se construye esa visión?
Se construye cuando dejas de ver la palabra como adorno y la entiendes como herramienta que transforma. La oratoria cambia tu autoestima, tu forma de relacionarte, tu percepción del mundo y te da claridad para actuar. Es vivir con el compromiso de que lo que dices tenga coherencia con lo que haces.
¿Cuál es el papel de la autenticidad en el discurso, especialmente en redes sociales?
La autenticidad es tu firma personal, tu huella en el discurso. Puede haber muchos que dominen la técnica, pero si no eres genuino, no conectas con la audiencia. El discurso más efectivo es el que nace de quien sabe quién es, dentro y fuera de cámaras, sin artificios ni disfraces. Como decía el maestro Carlos García Méndez: Facta, non verba, hechos, no palabras. La autenticidad se confirma con lo que haces fuera del micrófono.
¿Cómo destacar entre tanto contenido instantáneo sin caer en el espectáculo vacío?
Con profundidad, con intención y con claridad. El contenido que perdura es el que está hecho con un mensaje auténtico, con valores humanos y con conciencia de lo que provoca. No se trata de decir más, sino de decir mejor, con menos ruido y más esencia.
¿En qué momento la palabra se convierte en acto transformador?
Cuando entiendes que lo que dices afecta a otros directa o indirectamente. Cada palabra tiene un eco, una resonancia en quien escucha. Si tus palabras motivan, bendicen, orientan, entonces estás transformando. La palabra tiene peso, tiene destino, y no debe tomarse a la ligera.
¿La oratoria fomenta el pensamiento crítico?
Por supuesto. Para hablar bien, primero hay que pensar bien. Hay que investigar, contrastar, estructurar argumentos y cuestionar lo que se da por hecho. La oratoria te obliga a no conformarte con lo superficial y a buscar profundidad en lo que transmites. Por ejemplo, al preparar un discurso sobre justicia social, no basta con repetir consignas: debes conocer estadísticas, antecedentes históricos y perspectivas múltiples para construir una postura sólida.
¿Qué papel tiene el pensamiento positivo en su método Filidor?
Es el inicio y el cierre del discurso, una guía emocional y mental. No se trata solo de hablar bien, sino de hablar con esperanza, con energía constructiva. La palabra puede construir puentes, pero primero tiene que sanar grietas internas, y eso empieza desde la mente. Si el pensamiento que acompaña al discurso es negativo o derrotista, entonces no hay estructura que salve el mensaje.

¿Qué habilidades debe tener un futuro líder?
Primero, conocerse. Saber qué fortalezas tiene, qué debilidades debe superar. Luego, tener claridad de propósito, empatía con los demás y voluntad de servicio. Un buen orador construye puentes, no muros, y sabe que cada palabra es una herramienta de cambio.
¿Dónde inicia la responsabilidad ética de alguien que habla al público?
Desde el momento en que sabe que su voz puede influir en otros. No es lo mismo conmover que manipular. Un orador responsable cuida su mensaje como quien cuida una herencia: con respeto, con honestidad y con conciencia del impacto que puede generar. La ética en la oratoria no es solo un principio técnico, sino una virtud cívica que fortalece el tejido social.
¿Cómo es enseñar a las nuevas generaciones el valor de la palabra?
Con el ejemplo y con coherencia. Enseñarles que hablar bien no es hablar bonito, sino hablar con verdad, con claridad y con respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Que cada palabra que pronuncien sea reflejo de un pensamiento profundo y una intención noble.
¿Qué lugar tiene la lectura en la formación de un buen creador de contenido?
La lectura es el alimento del pensamiento y la herramienta principal para enriquecer el discurso. Un buen lector siempre será mejor orador porque tendrá ideas, vocabulario, referencias y perspectiva. Leer abre la mente, y eso se nota en cada palabra que se pronuncia.
¿Cuáles son los peligros de un discurso sin base ni investigación?
Que se vuelva demagogia o palabrería vacía. Que solo emocione, pero no transforme. Un discurso sin sustento es como un edificio sin cimientos: tarde o temprano, se derrumba, y con él también la credibilidad del orador.
¿Cómo puede un joven convencer sin experiencia, pero con pasión?
Si se prepara con constancia. Si estudia, si escucha, si observa, si lee y si practica. La edad no es límite cuando hay compromiso real. La pasión se vuelve fuerza cuando está respaldada por argumentos y una causa clara.
¿En un mundo saturado de voces, cuál es la diferencia entre hablar y trascender?
Trascender es dejar huella. No basta con que te escuchen, importa que te recuerden. Para lograrlo, tu palabra debe ir acompañada de acciones, de coherencia personal y de un propósito que le dé sentido a tu mensaje.
Finalmente, ¿cuál es el mensaje que desea dejar a los jóvenes estudiantes de comunicación en México?
"Mi palabra y acción al servicio de México". Esa es la esencia de nuestra escuela y nuestro compromiso: que lo que decimos sirva, inspire y transforme, porque comunicar también es un acto de amor por nuestro país.